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miércoles, 14 de mayo de 2014

MIA HOUSE

Más de arquitectura sostenible

Este prototipo de promoción de viviendas se encuentra en Santo Tomé (Santa Fe, Argentina), en una zona residencial donde la escala del vecindario y sus hábitos predominan. El proyecto emerge de la habilidad de crear un sencillo núcleo de viviendas, tanto en diseño como en ejecución. El objetivo principal fue construir un núcleo pequeño que tuviera las funciones básicas de un hogar, por lo que se decidió trabajar con materiales industriales que fueran fáciles de instalar y operar. El núcleo está modulado a base del material predominante; es más, fue posible optimizar cada elemento constructivo en el sitio, evitando la generación de deshechos y reciclando cuantos más componentes posibles.



Durante el tiempo libre, con ayuda de familiares y amigos y maquinaria simple, se fueron ensamblando los componentes haciendo de este proyecto algo único y valioso. El núcleo de 36m2 (12m largo x 3m ancho x 2,40 alto) alberga cocina y sala de estar/despacho, baño y dormitorio. El amueblamiento y aprovechamiento al máximo del espacio era crucial para el desarrollo de múltiples actividades en el interior; soluciones construidas in situ que aprovechan cada m2, vaciando el espacio central y utilizando los lados como apoyo. Uno de los armarios contiene el fregadero y los utensilios de cocina pero se convierte en biblioteca y acaba siendo una mesa de apoyo.







Siendo el espacio tan pequeño se utilizaron pocos materiales y colores, resultando el uso de madera para mobiliario y suelo y el color blanco en el resto. Huecos de ventana continuos de suelo a techo permitieron continuidad visual y espacial entre el interior y el exterior. Técnicamente, el proyecto se sostiene en pequeños pilares de hormigón que suponen el único elemento húmedo de la obra; de ellos surge la estructura principal de perfiles de metal doblados que soportan la “caja” de tuberías que forma el perímetro de la vivienda. Las mismas estructuras soportan la piel del edificio. Exteriormente, está revestida de metal inyectado con sparay y añadido al sistema de ventilación cruzada.




El proyecto, sin contar con los marcos de aluminio y spray de poliuterano, se construyó por los propios arquitectos en 10 meses. En definitiva, se pretendió una arquitectura que tuviera en cuenta la autenticidad de sus propios materiales y su ensamblaje, proporcionando una lectura simple y clara, una relación entre lo industrializado, lo reciclado y lo natural. Y por encima de todo, que cumpla la función principal: general un espacio vital con muy pocos elementos.



texto by despiertaymira.com
Fotografías de Federico Cairoli

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